sábado, 31 de diciembre de 2011

DESPEDIDA

Este blog ha sido una válvula de escape para algunos trabajadores/as y ex-trabajadores/as del CIPF, que hemos tenido ocasión de escribir en él. Ha sido un blog terapéutico para nosotros, pero también coyuntural, condicionado por unas circunstancias muy concretas y con una intención limitada a la denuncia de unos hechos escandalosos, por todo lo cual hemos entendido todos que surgió con una vocación indiscutible de ser temporal, finito.

Y hoy es el día en que terminamos. Hoy dejamos de escribir aquí. Los autores de esta bitácora ya nos hemos separado físicamente: la mayoría estamos entre los despedidos, casi todos en el paro y algunos pocos afortunados en nuevos trabajos y, sinceramente, necesitamos dejar atrás esta experiencia tan triste y que nos ha dejado tan frustrados (porque, después de todo, hemos perdido los de siempre y a la mayoría de la sociedad se la ha traído al pairo).

Pero, con este blog nos hemos sentido bien. Escribir aquí nos ha ayudado a sobrellevar la tensión y la angustia del pre-ERE y del ERE final (despido colectivo). Callarnos suponía dejarnos demasiada bilis dentro.

Porque, de verdad, ha sido muy injusto todo. Ha sido indecente ver estos años a una panda de inútiles enchufados desfilar por este Centro, en puestos de decisión, haciendo y deshaciendo a su antojo, caprichosamente, sin criterio. Era desesperante tener que despachar con personas tan cortas de miras, que suplían sus limitaciones con arbitrariedades, gritos y opacidades.

No podíamos callarnos: iban a despedir a mucha gente por culpa, principalmente, de la nefasta gestión de esta gentuza, panda de sinvergüenzas ineptos.

Sabemos que nuestra visión es parcial, que lo que hemos contado se puede matizar o puede contener errores. Pero, lo importante, lo que nadie nos puede discutir es que los responsables de la Conselleria de Sanitat, que debían impulsar y hacer seguimiento de este Proyecto multimillonario y mediático; los patronos de la Fundación, que debían tomar las decisiones más importantes poniendo el máximo interés y dedicación; y los gestores puestos al frente (Director General, Director Científico, Ex-Gerenta, Ex-Jefa de Administración,...), que tenían la responsabilidad de liderar la organización, hacerla viable y gastar el dinero público con eficiencia y sentido, HAN DEMOSTRADO POCO O NINGÚN COMPROMISO CON EL CONTRIBUYENTE Y SU DINERO. Los millones de euros de fondos públicos puestos en este proyecto se han gastado con escasa o nula eficiencia; el retorno para la sociedad ha sido casi imperceptible; ninguno de ellos ha pensado ni invertido esfuerzos en la sostenibilidad financiera de este proyecto, que ha ido engordando sin criterio cada año a costa de subvenciones no garantizadas hasta hipertrofiarse y hacerse carísimo de mantener.

Y lo que tampoco nadie nos puede discutir es que todos ellos se han ido de rositas: aquí nadie ha respondido por nada.

En fin, lo dejamos aquí.

Ojalá el CIPF logre algún día liberarse de los políticos que le utilizan y de su corte de funcionarios mediocres, elevados por lealtad (no por capacidad) a la posición de alto cargo; y sea verdad el compromiso de los gobernantes de impulsar la Ciencia en este País, pero no así, no con injerencias del político de turno (a quien sólo le interesa el provecho mediático, la superficie, nada más) y, por supuesto, sin enchufes de amigos groseramente incapaces.

Suerte a todos/as y gracias por habernos seguido durante estos meses.

jueves, 1 de diciembre de 2011

RESUMEN FINAL

Por qué esta barbaridad
  1. Porque nunca (ni siquiera ahora) la Conselleria ha tenido un proyecto serio detrás del CIPF: todo ha sido y es pura IMPROVISACIÓN, compromiso superficial e interés mediático. Sólo así se explica que nunca haya estado entre sus objetivos la sostenibilidad futura de este proyecto, su conexión con hospitales y empresas del sector (no consta que fuese un deber prioritario impuesto a los gestores al frente y del que se pidieran cuentas) o que reduzcan retroactivamente subvenciones prometidas y ya gastadas y proyecten más reducciones en su aportación sin haber analizado antes su impacto o las distintas alternativas para suavizarlo.
  2. Porque el Patronato de este Centro lo integran personas que no parece que muestren suficiente involucración en esta institución. Muy operativos, desde luego, no parecen.
  3. Porque durante años (hasta casi 2011) estuvieron al frente tres pseudo-gestores con muchas carencias profesionales: el Director General, la ex-gerente y la ex-jefa de administración, que se gastaron millones de euros sin plan ni criterio, consolidando contratos, situaciones y privilegios que han sido una sangría durante años -y que ahora era obligado deshacer por insostenibles-.
  4. Porque el remedio frente a lo anterior fue aún peor: poner a un divo ausente (el Director Científico), que no hizo nada útil, y a un killer maquiavélico (el nuevo Gerente), que ahora ya sabemos que no vino a "levantar" el Centro, sino a "hacer limpieza".
  5. Porque la Conselleria ha querido siempre que el interés y el momento políticos condicionen la gestión de este Centro.
  6. Porque mientras la Conselleria interesadamente no tenía prisa y obligaba a esperar a los cambios de Director o de Gerente, a las elecciones municipales y autonómicas y luego a las Generales, forzó a gastar todo el dinero "prestado" por los Bancos para suplir el que la Conselleria dejó de ingresar.
  7. Porque muchos de sus investigadores vivían al margen de la realidad, atrincherados en la comodidad de lo académico y en su auto-divinización, como si alguna vez fuesen a curar alguna enfermedad, logro -por otra parte- bastante improbable en su caso, en lugar de hacer investigación traslacional de verdad y estrechar las relaciones con empresas y hospitales.
  8. Porque el Presidente del Comité de Empresa no sabía negociar, sólo imponer: era un exacerbado que sometía a sus compañeros y que una y otra vez, todo estos años, acudía irresponsablemente a los medios de comunicación.
  9. Porque era imposible el éxito con una gran parte de la plantilla retando permanentemente a su empleador. Muchos de los empleados del CIPF (los más antiguos y algunos enchufados, tanto en gestión como técnicos de laboratorio) trabajaban poco, con cero iniciativa, sin estrés, sin a penas control jerárquico, creyéndose intocables, como si el puesto se lo hubiesen ganado a perpetuidad. Tan es así que, internamente, algo tan normal en cualquier organización como ser sancionado o despedido por indisciplinado, vago o inútil, aquí era inconcebible y las escasas ocasiones en que ocurría constituían una auténtica declaración de guerra. De ahí que el Centro estuviese lleno de gente que no aportaba ningún valor a la organización y que costaba mucho dinero mantener.
  10. Porque todos pensaban que el dinero de la Generalitat llegaría siempre, porque sí, lo hiciesen mejor o peor, porque lo contrario era -en su mente- impensable... y se acomodaron.
Cómo ha sido todo
  1. Se lo dijo el nuevo Gerente al nuevo Conseller antes del verano de 2011: "o haces algo o puede que en octubre no llegue a pagar las nóminas".
  2. El nuevo Gerente lo venía preparando desde unos meses atrás: qué grupos cargarse, la estrategia, los argumentos, su aparente objetividad. En definitiva, un discurso político para el Conseller, que todavía siguen y seguirán utilizando mucho tiempo desde la Conselleria, la Generalitat y el grupo parlamentario popular, cada vez que se les pregunte (las 12 líneas..., que los investigadores se busquen sus Ayudas y la Conselleria ponga las instalaciones y el sueldo de los Jefes..., etc...).
  3. A la vuelta del verano, el Director Científico y su fiel Comité de investigadores, muy solidarios ellos, se quitaron de en medio para que no les salpicase la mierda que estaba a punto de caer.
  4. Paralelamente, el plan del Gerente consiguió el sí del Conseller, después el del Patronato y, finalmente, el del Consell.
  5. Pero, la orden desde arriba era que todo debía suceder de manera que los despidos fuesen después de las Elecciones Generales: se ajustó el guión, se fijaron los plazos y empezó la acción.
  6. Primero, un par de reuniones inservibles con el Comité de Empresa para despistar y ganar tiempo y luego llegó el inicio del ERE y la irrupción de los sindicatos.
  7. Antes y después se tuvieron reuniones a distintas bandas: para pedir la cabeza del Director General, para salvar a los miembros del Comité de Empresa afectados, para cambiarse cromos...
  8. Se buscó rápidamente salida al Director General (¿baja incentivada?), que justo dejó de ser empleado del CIPF el día antes de iniciar el ERE. Qué poca vergüenza.
  9. Se ofreció continuidad a los miembros del Comité de Empresa (la mayoría aceptaron... mientras escogían con la Empresa a qué compañeros despedir en su lugar).
  10. Sindicatos y Empresa anularon al Presidente del Comité: un peligro descontrolado que podía frustrar los intereses ahora prioritarios de los Sindicatos y la Conselleria: los objetivos ya no eran los internos del líder local, sino los que correspondiesen para mantener el equilibrio en las relaciones de toma y daca entre el político de turno y los sindicatos del ramo.
  11. Ni un científico estuvo en esas reuniones como tal, pensando en la viabilidad de lo que se estaba acordando.
  12. Los Sindicatos hicieron su teatro, montaron sus asambleas y su discurso de legitimación (hemos salvado a muchos fijos y mejorado las indemnizaciones de los temporales).
  13. Al final, los Sindicatos le hicieron un favor a la Conselleria: este despropósito, esta desvergüenza se convirtió en un "acuerdo", sí, "un entendimiento". Le dieron su titular al Conseller.
  14. El Gerente se salió con la suya y despidió a quienes quería despedir desde el principio.
  15. Las protestas, las noticias en los medios, los crespones negros no sirvieron para nada: el 24 de noviembre (después de las elecciones generales) perdieron su trabajo 113 empleados del CIPF.

Qué ha quedado
  1. Los inútiles que han provocado esta escandalosa situación, que han acabado tirando el dinero público invertido por el retrete, salen impunes: nadie responde. Objetivo cumplido.
  2. El CIPF se ha gastado más de un millón y medio de euros en indemnizaciones y finiquitos de los despedidos: ¿les quedará mucho dinero en la cuenta?.
  3. Satisfecho, el Gerente -tras año y medio de mano dura- anunció ayer que deja su puesto (¿baja incentivada?) y la Conselleria ya "ha colocado" a una nueva Gerente. La historia se repite.
  4. El Centro se ha quedado sin personal clave de gestión y ha perdido con su salida mucho del conocimiento acumulado: técnicas, información vital, procedimientos e incluso datos privados. Igualmente, se ha despedido/conservado a investigadores y técnicos sin coherencia científica alguna, yéndose gente con mucho potencial, que deja proyectos muy prometedores sin acabar, y quedándose otro personal científico de dudosas capacidad y proyección, lo que deja un Centro con unos recursos humanos heterogéneos y para los que habrá que improvisar alguna solución, que es muy difícil que dé algún resultado positivo.
  5. Para "ahorrar", se ha acordado bajar salarios (más a los más cualificados: ¡qué acierto!, ¡así se retiene el talento!) y el Centro cerrará entero el mes de agosto, 15 días en Navidad y 15 días en Semana Santa y Pascua: allí no habrá nadie: ¡menuda visión de negocio! ¡así van a ser los más competitivos, seguro!.
  6. Queda la razonable duda de si la Conselleria acabará poniendo en el CIPF los 4,4 millones de euros que ha previsto o si, de nuevo, terminará ingresando menos y tarde.
  7. A ver qué empresa, institución o universidad, patria o extranjera, se atreve ahora a poner sus dineros en colaboraciones con este Centro, de cuya capacidad y autonomía para cumplir sus compromisos es razonable dudar después de todo lo ocurrido.
  8. A ver cuánto aguantan ahí los investigadores principales supervivientes, que según el ya ex-Gerente, eran los mejores. Se quedarán los mayores y algún mediocre que se haya colado, que no tendrán sitio a donde ir. Los demás, los jóvenes y con potencial serían unos suicidas si decidiesen seguir apostando por un Centro que les baja el salario, que está más desorganizado que nunca, que difícilmente les dé un soporte adecuado a su trabajo investigador, que sigue sin proyecto de Centro y que hará que a uno le pregunten antes por la experiencia del ERE que por su trabajo.
  9. Sin duda, la Conselleria seguirá condicionando la gestión del Centro, porque el Conseller está en el Patronato, pone su dinero y la imagen de la Generalitat y el edificio es suyo, no del CIPF.

A LOS QUE OS HAN ECHADO

ES VERDAD QUE ES UNA PUTADA QUEDARSE SIN TRABAJO EN ESTOS TIEMPOS QUE CORREN, PERO NO LAMENTÉIS HABER DEJADO DE FORMAR PARTE DE UNA ENTIDAD QUE NO OS VALORABA, QUE SE ESTÁ HUNDIENDO Y QUE ES UNA AUTÉNTICA TOMADURA DE PELO A LOS CIUDADANOS: AL MENOS HABÉIS COBRADO VUESTROS CHEQUES.


A LOS QUE SEGUÍS EN EL CIPF

SALID DE AHÍ CAGANDO LECHES, ANTES DE QUE NO PUEDAN PAGAROS LA NÓMINA O DE QUE UNOS POLITICUCHOS DE TRES AL CUARTO SIGAN DECIDIENDO SOBRE VUESTRO DESTINO O DE QUE VUESTRA IMAGEN COMO PROFESIONALES SE HUNDA CON EL CIPF.

domingo, 6 de noviembre de 2011

RAZA DE GERENTE PIT BULL TERRIER

El nombre completo de la raza es Gerente Pit Bull Terrier Mañico.

Se cree que su origen está en la cría de variedades de Douchebag y Motherfucker de origen aragonés. Inicialmente fueron criados como Krankenhaus-Manager de agresividad extrema y aprovechados después por políticos sin escrúpulos. Fue y sigue siendo la raza al servicio de consellers de sanitat y se ha empleado para solventar con dureza inhumana marrones derivados de la mala gestión y de faltar a la palabra dada.

Hace unos años se creó la Bastard Managers Breeders Association (BMBA) con el objetivo de registrar, promover y preservar el Gerente Pit Bull Terrier Mañico original, especie única por su brutalidad y perseverancia en la consecución de sus obsesiones y su ensañamiento con quienes le cuestionan. Hoy en día, los Gerentes Pit Bull Terrier Mañicos son la raza más versátil que existe. Pueden ser utilizados como gerente destructor de centros de investigación, como devorador de presidentes de comités de empresa, como manipulador infalible de Patronatos, etc.

Debido a su pasado, se ha convertido en una raza fuerte, estable y criminal. La peligrosidad de este tipo de razas va siempre determinada por el carácter de su dueño (su conseller y el director de régimen económico) así como la actividad que se le pueda dar al animal dado su carácter enérgico y muy activo. El motivo por el cual los ataques de estos gerentes acaban en tragedia, es por su gran fuerza y potencia mandibular: muerden, clavan sus afilados dientes y sujetan con fuerza a sus presas hasta desangrarlas. Una vez aniquiladas sus víctimas y terminado el sangriento trabajo encomendado, suelen regresar a su hábitat natural, en el centro de España.

Es una raza inteligente, tranquila, obediente y leal a su conseller, y a pesar de su mala imagen, se trata de animales con traje y corbata que saben exhibir modales educados a conveniencia, tras los cuales ocultan hábilmente su carácter despiadado y su ilimitada capacidad de insultar, humillar y mentir.

Esta raza no tiene un color predeterminado, pero su pelaje es escaso y corto. Y para que luzca, se recomienda cepillarlo frecuentemente con sumisión y dejándose humillar.

FORO DE GERENTES JINETES ASESINOS

¿Qué es mejor?, ¿espolear a mi Centro o darle con la fusta o látigo?

hola, kisiera un poco de su ayuda, tengo un Centro de Investigación de casi 6 años, y se resiste cada vez k kiero imponerle mi voluntad asesina, y sólo camina cuando le meto un ERE. ¿Hay k pegarle bien fuerte para k me haga más caso?. A mí no me gusta golpearle sólo con la fusta o látigo: creo k no sufre bastante, y no sé, estuve pensando en ponerme además mis espuelas. ¿Sería buena idea utilizarlas??.... k hago para k mi Centro deje de resistirse...... Sufre más con el látigo o con las espuelas??...... ayuda.......!!!!!!!

Karl

Mejor respuesta - elegida por los votantes

Qué tal amigo, lo que yo te puedo compartir sería trabajar más a tu Centro, es decir no dejarlo de montar x periodos largos. Además del ERE, baja el sueldo cuando puedas y, cuando le montes, que el Centro te sienta seguro y te reconozca como el líder o jefe con menos piedad del mundo, que nunca te sienta nervioso o indeciso. Hay gente que habla mal de las espuelas, pero la verdad es que hay de muchos tipos, y si pudieras usar unas mañas de mando y de castigo!!, es decir con filo, qué gozada: eso acompañado de un movimiento firme que hagas con la cintura hacia adelante te debe funcionar... y seguro que si usas fuerte el latigo para complementar, acabarás doblegándolo.

Maria Josef

sábado, 22 de octubre de 2011

Noviembre 2021: 10 AÑOS DESPUÉS DEL CIERRE

Investigadores del ámbito de la biomedicina conmemoran estos días aquel fatídico mes de noviembre de 2011 en el que se produjo el cierre del Centro de Investigación Príncipe Felipe. Fueron días duros para un sector tradicionalmente castigado por la escasez de inversión pública y la precariedad en el empleo, pero que nunca antes había sentido tan duramente los efectos de la indiferencia de los gobernantes hacia la creación de conocimiento. La noticia causó estupor entre los científicos españoles y extranjeros, si bien no trajo consigo ninguna dimisión política ni hubo consecuencias para los gestores del Centro.

Ahora que se cumplen 10 años de aquel suceso, hemos querido entrevistar a una de las investigadoras que, por aquel entonces, iniciaba en ese Centro sus pasos como group leader y que hoy recuerda con tristeza aquellos momentos y sus claves.

P.: Cómo te enteraste de la noticia de que se iba a cerrar el CIPF.
R.: Esa mañana estábamos en el Laboratorio, como siempre, intentando mantener nuestro ritmo de trabajo, aunque era muy difícil porque algunos de mis técnicos que iban a ser despedidos estaban más pendientes de las negociaciones del ERE que se habían puesto en marcha un par de semanas antes. De repente, vino corriendo a mi despacho otra investigadora principal, amiga mía, que venía desde su laboratorio con la cara desencajada, cerró la puerta y me dijo que era oficial, que el Centro se cerraba... se lo había dicho alguien de Administración.

P.: Cómo reaccionaste ante esta información.
R.: Al principio no me lo creí. Eran tantos los bulos que habíamos oído durante los meses anteriores que me resultaba difícil no pensar que este fuese otro más. Sabíamos que el anteproyecto de los presupuestos de la Generalitat para 2012 que se había presentado unos días antes contemplaba una subvención para el CIPF inferior a los 4,6 millones de euros que nos había prometido la Conselleria de Sanitat, pero todavía nadie nos había dicho que fuésemos a desaparecer por ello. Pero, entonces recibí un e-mail de otro compañero, que acababa de reunirse con el Gerente y se lo había confirmado: el Banco sólo veía riesgos en este Centro y había decidido no prestarnos el dinero que necesitábamos para seguir funcionando e, irremediablemente, debíamos disolvernos o entraríamos en quiebra técnica.

P.: Qué ocurrió entonces en el Centro.
R.: La alarma se extendió, la noticia corrió como la pólvora. Nadie se lo podía creer: ¡no puede ser!, decía la gente en los corrillos... ¡nos cierran!...

P.: La Conselleria se escudó entonces en la crisis económica que vivía el país, en aquel momento en su punto más álgido, y en la necesidad de primar el gasto en la atención sanitaria, pero también se habló mucho de la mala gestión de los años anteriores. Tiempo después han habido muchas especulaciones sobre si hubo presiones de algún político para cortar el grifo a este Centro. Qué piensas al respecto.
R.: Sí, he oído el rumor sobre esas presiones que vinieron de alguien para cerrar el CIPF, pero sólo es un rumor. Está claro que era una muy mala época: la economía estaba estancada y el paro era brutal, pero también es cierto que, años antes, cuando había dinero, tuvimos una oportunidad estupenda de consolidar un Centro de Investigación biomédica valenciano y, entre todos, aunque unos más que otros, la echamos a perder: unos gestores torpes, que tiraron el dinero cuando lo había; su equipo de gestión sin cualificación suficiente; unos investigadores jefes que gastábamos como si el dinero lo regalasen, empeñados en que el concepto de rentabilidad no era para nosotros; un Comité de Empresa que no supo anticiparse porque, siempre de espaldas a la realidad, actuaba como si tuviésemos un derecho innato e indiscutible a ser subvencionados para siempre, por guapos. Está claro que nadie empujábamos en la misma dirección.

(...)

viernes, 21 de octubre de 2011

CIPF, ERES UNA PUTA

Esta mañana venía por el Camino de las Moreras y he visto como me mirabas
como pidiéndome perdón detrás de tus banderas y tu diseño de vanguardia
y es que está rompiéndome el corazón ver que te humillan poco a poco.
CIPF, eres un puta.
Y ahora ya no es como antes, cuando me abrazabas y me mecías,
están dejándote sin orgullo, siempre utilizándote;
quiero volver a refugiarme en ti y en tus pasillos,
CIPF, eres un puta; CIPF, eres una puta.
Esta mañana he vuelto por tus lares y no te reconocía,
tienes el corazón de espinas, he llorado hasta que se ha hecho de noche.
Y mañana mataré a algunos de tus proxenetas y los otros se irán corriendo,
y, CIPF, lo celebraremos, lo celebraremos.

Con permiso de "Senior..."

Algún tipo de trágica coincidencia estelar ha llevado a que, en este Centro, junto a determinada gente honesta y trabajadora, conviva un numeroso grupo de personas con escasa talla moral, ruínes, mala gente, egoístas, vagos u oportunistas, sólo interesados en utilizar a este Centro y su dinero para beneficio propio, y cuya presencia desaconseja a cualquiera tener la más mínima tentación de relacionarse con esta Institución.

Es la reunión de estas personas, la suma de sus acciones e inacciones, la que le ha terminado de hacer el trabajo a los inútiles de la Conselleria de Sanitat que siguen sin enterarse de qué es un puñetero Centro de Investigación biomédica. Porque una organización son SUS PERSONAS, y si la mayoría de ellas no va en la misma dirección, el resultado sólo puede ser la extinción final del Centro. Aquello de "entre todos la mataron y ella sola se murió" aplica perfectamente a este Centro.

Un poco de autocrítica, por favor. Todo ese discurso victimista de algunos empleados del CIPF y del Comité de Empresa arrogándose toda la virtud y ningún vicio ni error, tampoco se sostiene.

El CIPF no ha tenido y tiene sólo malos gestores y un pésimo y mentiroso financiador autonómico.

El CIPF también tiene unos representantes de los trabajadores que actúan como si fuesen funcionarios y que llevan años machacando irresponsablemente la imagen de esta institución, saliendo en prensa por la estupideces más peregrinas, en lugar de lavar los platos sucios dentro de casa, como hace todo el mundo. Un Comité de Empresa que, en este último año y medio, no ha sabido anticiparse al problema que era evidente que se venía encima, negando tozudamente la mayor, en lugar de tender la mano a los nuevos gestores, dándoles imagen de firmeza pero también de rigor y seriedad que se espera de un interlocutor ineludible.

El CIPF también ha tenido y tiene investigadores que se elevan egoístamente a la categoría de divinidad, poniéndose siempre por encima de la organización y, en consecuencia, negándose a aceptar ningún tipo de orden de trabajo que venga del Centro, que verían como una injerencia intolerable, porque ellos hacen, sencillamente, lo que les da la gana, porque son intelectualmente superiores, olvidándose de quien les paga (y bastante, en algunos casos). Cómo puede llegar una organización a algún resultado si tu mano de obra cualificada quiere hacer lo que le rote y no lo que le digan.

El CIPF también tiene investigadores jefes que venden a su madre, que modifican sus principios y convicciones a conveniencia, arrimándose al gestor que esté, sea bueno o malo, para sacarle todo el provecho posible.

También ha tenido y tiene el CIPF administrativos o técnicos de laboratorio, con algunos años de antigüedad, que, con la complicidad del Comité de Empresa, se comportan como si fuesen funcionarios, negándose a trabajar con presión, retando permanentemente a la organización, dejando caer el boli o la pipeta a la hora en punto, pillándose todo tipo de moscosos, permisos, bajas de IT... a la más mínima ocasión.

No todos, pero un gran número de personas han actuado y actúan así, con escasa lealtad real a su organización. Ni siquiera en estos momentos tan trágicos, nadie está pensando en la Institución. No nos importa seguir machacando el nombre de nuestra empresa. Cómo no va a ser una puta el CIPF, si todos nos la follamos una y otra vez, sin importarnos el daño que le hacemos.

Si el dinero del CIPF fuera de alguien concreto y no anónimo por su carácter público, ese alguien no habría consentido semejante putiferio.

CIPF, eres una puta...

miércoles, 19 de octubre de 2011

CARTA A MI DESPEDIDOR

Temido despedidor:

Espero que al recibo de la presente hayas pillado un resfriado o similar y necesites un tratamiento farmacológico que, seguramente, tendrás hoy a tu alcance porque algún científico pudo investigar los mecanismos biológicos de esa dolencia, gracias a alguien que se comprometió a darle financiación y cumplió su palabra, no como tú, que ahora te desdices y no das lo que prometiste.

Me dirijo a ti con el ruego de que no me humilles profesionalmente y en público. Entiendo que debas despedirme, lo entiendo porque no tienes dinero ni tan siquiera para seguir mal pagando mi trabajo, porque algún inútil que tienes por ahí calculó mal sus previsiones de ingresos y te lo has gastado todo en grandes eventos y en una gestión escandalosamente torpe de este Centro. Pero, por favor, no vayas diciendo por ahí que me lo merezco por torpe o por vago.

No insultes mi inteligencia. No te saques ahora de la manga el criterio de la "productividad" para justificar mi despido. No me vengas ahora a medir el impacto de mis publicaciones o cuánto dinero consigo en Ayudas a la investigación para pagar mis proyectos, porque NUNCA, JAMÁS me pusiste esta condición ni me advertiste que debía alcanzar un determinado factor de impacto o un mínimo de ingresos anuales. ¡Pues claro que sé que debo trabajar duro para sacar un paper en una revista importante y que debo buscar y conseguir Ayudas para mis proyectos!, lo llevo haciendo desde que empecé en esto; pero, ninguno de los gestores negligentes que llevaban este Centro y que ahora han huido cobardemente de sus responsabilidades me dijo en ningún momento que se iba a medir el factor de impacto de mis publicaciones o la cantidad de ingresos que hubiese alcanzado para, en función del resultado, decidir sobre mi continuidad.

Quizá si los torpes que pusiste al frente de este Centro me lo hubiesen dicho, yo me habría hecho otros planes, me habría establecido otras prioridades. Pero no fue así. Yo llegué aquí y me dijeron: te voy a poner un técnico y un predoctoral pagado por el CIPF. Y ya está.

Así que, por favor, no me sigas utilizando para tapar tus errores. El tema es más sencillo, deja de ocultarnos la verdad a los ciudadanos, dí que NO TIENES DINERO, que te lo gastaste y punto.

Aprovecho para mandarte mi peores pensamientos y también recuerdos a tus amigos el político, las del circuito de carreras, el del bóvido y su amiga, y la abogada con pedigrí,... y el científico premiado, a los que tanto te has preocupado de cuidar y proteger. Diles, por favor, que muchas gracias por su contribución a mi despido. Jamás lo olvidaré.

DOBLE PERSONALIDAD

Ahora acuden a las asambleas de trabajadores como un empleado más; incluso se atreven a dirigirse al auditorio hablando en contra de la gestión que se ha hecho en el Centro.

Sin embargo, hace escasamente un par de meses formaban parte de un comité de investigadores que despachaba semanalmente con el Gerente; tenían acceso a toda la información; conocían la realidad económica del Centro. Ellos y su "primus inter pares" tenían la oportunidad de abordar el problema con tiempo de antelación. Pero, durante todo su mandato, de más de año y medio, en lugar de hacer su aportación de criterios científicos a la búsqueda de soluciones o a la reducción del impacto negativo sobre la plantilla, se dedicaron a otros menesteres:

  • Aprobar normativas internas florero, sin apenas utilidad o, incluso, sólo provechosas para algún miembro de ese Comité.
  • Encargar una evaluación de los Investigadores Principales del Centro a una Agencia externa y, posteriormente, al no salir muy bien parados algunos de ellos, "retocar" ligeramente el resultado.
  • No darle posteriormente ningún uso a dicha evaluación científica, para sorpresa e indignación de los bien evaluados.
  • Echar a algunos investigadores principales extranjeros, porque les podían hacer sombra claramente.
  • Rechazar cualquier medida de ahorro propuesta.
  • Seguir gastando dinero en la creación de algún servicio tecnológico fantasma, hecho a la medida del interés de algún miembro del propio comité.
  • Otro sinfín de ideas peregrinas, alejadas de la realidad que tenían enfrente y que se negaban a aceptar.
  • DIMITIR cuando ya tenían el problema encima y, como han hecho otros antes, eludir su responsabilidad.
Ocurrió como en el cuento del lobo. Insistentemente se les advertía: que viene el lobo, que viene el lobo... y ellos ni caso, una y otra vez. Y ahora, su incredulidad la van a pagar un buen puñado de infelices que perderán su empleo por no haber existido ninguna actuación previa.

Estos investigadores no se sienten responsables, lo dicen una y otra vez, y actúan como si no lo fuesen. Pero, no dejaron sus cargos al conocer la realidad tan crítica que se les mostraba. Y si, a pesar de todo, te quedas, no puedes decir luego que este tema no era cosa tuya.

martes, 18 de octubre de 2011

CAÍDA DEL RÉGIMEN: diciembre 2009-junio 2010

La historia está llena de caídas de regímenes dictatoriales. Los hechos se suceden en un orden similar: Después de una etapa de gobierno tiránica y oscura, con vulneración de todo tipo de derechos, viviendo sin seguridad alguna, acaba estallando un período de tensiones sociales. Los acontecimientos se precipitan. Miles de manifestantes protestan gritando consignas contra el tirano y sus partidarios, exigiendo su marcha inmediata. Los agentes antidisturbios intervienen para dispersar a los congregados con cargas y gases lacrimógenos. Simultáneamente, otro de los poderes del Estado anuncia la dimisión del tirano y su gobierno y le encomienda a otro señor conocido y con cierto prestigio y legitimidad que forme un nuevo ejecutivo y la celebración de elecciones legislativas anticipadas.

Los disturbios no cesan y el tirano y un grupo reducido de colaboradores, después de destruir todos los papeles que pudieran comprometerles, emprenden vuelo con destino incierto fuera del país, llevándose consigo todo el dinero y las riquezas que les han cabido en la maleta. Otros parientes y amigos se esfuman también, buscando su seguridad personal, ponen los pies en polvorosa. Otros miembros del clan no pueden salir del país porque el piloto del avión se niega a despegar con ellos a bordo.

En su precipitada huida, los fugitivos dejan atrás su gestión irregular y corrupta, suntuosas mansiones, vehículos de alta gama e inmuebles comerciales, muchos de los cuales acaban saqueados por las turbas o pasto de las llamas.

EL CARNICERO

lunes, 17 de octubre de 2011

ELUDIR LAS PROPIAS RESPONSABILIDADES

Desgraciadamente para el contribuyente y, sobre todo, para el empleado del CIPF, que ahora perderá su trabajo y verá truncada su carrera investigadora, la suerte de los dineros públicos invertidos en este Centro de Investigación ha quedado generalmente en manos de directivos que, por comodidad, incapacidad, miedo, falta de compromiso, u otra razón similar, no han dudado en eludir las responsabilidades menos gratas de su cargo. Decir no, enfrentarse a otro, mantenerse firme, dar la cara,... son tareas generalmente desagradables e ingratas, pero a quien se le encomiendan le van en el sueldo más alto que percibe.

Esquivar estas obligaciones tiene varios nombres: se llama ser un "negligente", no poner el cuidado y compromiso debidos, no ser leal a la organización ni a sus empleados que dependen de ti, ser un irresponsable u otras cosas peores: 
  • Se es todo esto cuando decides meterte en un GASTO ORDINARIO como va a ser un Centro de Investigación y para financiarlo recurres a INGRESOS que a todas luces son EXTRAORDINARIOS, coyunturales por la ocasional buena marcha de la economía. Qué pensaríamos del padre de familia que decide pedir un préstamo para comprarse un coche caro porque el mes pasado le devolvieron dinero de la declaración de la renta.
  • Se es todo esto cuando decides pagar más y más plantilla con dinero del CIPF a laboratorios que no producen casi nada, que no consiguen casi financiación, que son irreversiblemente deficitarios. Qué pensaríamos del directivo de una empresa que le sigue poniendo veinte comerciales a un jefe de ventas que no vende y que, por no tener una disputa con él, opta por evitar la conversación y no exigirle.
  • Se es todo esto cuando van a terminar cuarenta y tantos contratos temporales el 31 de diciembre y ese mismo mes todavía no has pensado qué vas a hacer con todos ellos y, al final, por no pelearte con ningún Investigador Principal afectado, los vuelves a contratar a todos como fijos sin más y sin saber aún si vas a tener financiación para algún tiempo más para mantenerlos.
  • Se es todo esto cuando, por no disgustar a tu querido amigo, le consientes que no haga su trabajo y que no venga casi nunca por el Centro, porque es tu amigo, aunque le mantengas en el puesto y le sigas pagando su salario, y entonces le contratas a no sé cuántos técnicos, para que se encarguen de la labor que él no hace.
  • Se es todo esto cuando aceptas dirigir la Ciencia de este Centro y, sin embargo, luego pasas de hacerlo porque prefieres dedicar tu tiempo a otros menesteres privados y, sobre todo, porque no tienes ni idea de por dónde vas y no quieres pelearte con ningún compañero de profesión.
  • Se es todo esto cuando haces una evaluación de todos los investigadores principales del Centro y, como el resultado no acaba de gustarte, lo matizas un poquito y luego no tienes valor para prescindir de los malos, por lo mismo, porque no quieres pelearte con ningún compañero de profesión.
Sin duda, todo esto es una simplificación. La realidad es más compleja. Pero, seguro que la gente del CIPF lo entiende.

domingo, 16 de octubre de 2011

EL EJÉRCITO DE PANCHO VILLA

Cuando todos se juntaban para hacer una tarea aquello parecía el ejército de Pancho Villa, por su desorganización, su mala preparación y por ir cada uno a su aire. Allí se arremolinaban las dos del circuito de carreras chillando, maquinando, improvisando y quejándose amargamente de lo mucho que les hacían sufrir; el del bóvido y su amiga fiel, ambos en defensa de aquellas dos, sacando pecho contra el enemigo (los investigadores) y aconsejando sobre cómo se debería tratar a esta chusma; el ingeniero sumándose al discurso y dando su explicación técnica del gotelé o de las bajantes; el letrado bronco y perfumado, temido, que casi no se hablaba con nadie; la abogada con pedigrí, un florero perfecto; otros de relleno; y el que más debía mandar, encantado de escucharse y que hablaba y hablaba pero no resolvía.

Todos hablaban para sí mismos (la mayoría chillaba), no se escuchaban, las reuniones empezaban sin objetivo claro y acababan sin nada aclarado y, luego, cada uno hacía lo que le daba la gana, lo que le apetecía o nada, y no solía haber consecuencias porque quienes debían reclamar el trabajo no sabían qué querían o se olvidaban de pedirlo o no les convenía ya.

Claro, si eres mi amigo del alma o lo eres de alguien poderoso, te lo perdono todo. Incluso, te perdono que no hagas tu trabajo o que tardes una eternidad en hacerlo o, incluso, que no vengas a trabajar y te sigo pagando tu salario. Es muy sencillo.

Es fácil imaginar, sin embargo, que, funcionando así, los problemas que planteaban los investigadores se resolvieran tarde, mal y confusamente, a no ser que fueses determinado investigador jefe adaptado a este sistema y que hábilmente se beneficiara de él, por ser amigo también o tener a alguien importante detrás, entonces, todo iba más rápido o te ponían más dinero.

Así, sí, sí, así se gestionaban millones de euros del contribuyente. Afortunadamente, esta etapa pasó y casi ninguno de aquellos queda ya en el CIPF. Pero, su herencia todavía persiste en este Centro: cientos de miles de euros malgastados y que ahora harían mucha falta, una plantilla desproporcionada que ahora no puede mantenerse, ningún Know-how compartido, ningún empleado alineado con la organización, una imagen pública patética,...

FAVORES

Seguramente, esto no ha pasado nunca en el CIPF, pero toda la vida ha existido y seguirá existiendo esa llamada que viene de un nivel jerárquico superior, o de alguien con quien se está en deuda o que puede hacerle a uno medrar, que discretamente comenta que tiene un amigo o a una amiga o el hijo o hija de alguien cercano y que a ver si puedes ayudarme y hacerle ahí un hueco. Esto tiene un nombre: se llama "nepotismo" y está entre nosotros, todos los días, y ya ni nos sorprende ni nos escandaliza: forma parte del paisaje. Casi nadie es ya tan recto ni tan honesto como para negarse a esa petición, sobre todo, porque poca gente suele llegar a determinados puestos o pretender otros mejores sin llevar a cuestas su mochila de favores que debe y que, en algún momento, su acreedor se querrá cobrar.

Fácilmente, podría haber entrado así en una organización la amiga bióloga de determinado cargo político, aunque no tuviese el perfil buscado; o dos abogadas amigas mías, aunque la empresa no las necesitase; o la hija de un cirujano bien relacionado aunque no cumpliese los requerimientos del puesto ofertado; o, incluso, el yerno sin formación de la encargada de un proveedor porque el chico estuviese en el paro y fuese mi amiga y me hubiese pedido el favor.

Claro, si hubiesen entrado así en una organización, nadie debería sorprenderse de que la bióloga acabase accediendo a un puesto fijo más fácilmente que otros; o que una de esas abogadas casi no trabajase, pero sí cobrase, y no pasase nada; o que a esta amiga mía, cuando le conviniese, le acabase arreglando una salida de la empresa con la máxima indemnización posible; o que hubiese que inventarse alguna tarea residual para ocuparle el tiempo al yerno de la encargada de ese proveedor.

Cada cual que haga su valoración de estas situaciones cuando se pagan con dinero de todos.

sábado, 15 de octubre de 2011

EL PREMIO A LA INCOMPETENCIA

Por este Centro ha pasado una persona que los únicos méritos decisivos que aportó para acceder a su puesto de trabajo aquí fueron la familia a la que pertenecía y las relaciones personales que tenía. No es una novedad: ocurre continuamente por doquier.

Pero, esa persona ejerció durante años su responsabilidad con tal grado de torpeza e incompetencia que indignó a todos y causó un daño, probablemente, irreversible. Normal: tampoco es una novedad que este sea el resultado.

Pero, normalmente, en cualquier organización, cuando alguien parece hacer rematadamente mal su trabajo, una vez y otra vez y otra, llega un punto, tarde o temprano, en que se prescinde de él. Sin embargo, en el CIPF no, aquí no se prescindió de esta persona. Bien al contrario, cuando ya se tornaron tan evidente su incompetencia y tan claras las quejas de los afectados, esta persona fue protegida y se le liberó de sus responsabilidades, se le dejó sin ninguna función ni obligación clara, pero, eso sí, manteniendo su mismo salario y el resto de condiciones laborales intactas. Así ha estado el pollo casi dos años: cobrando aparentemente sin trabajar, en el sentido de producir algo útil para la organización.

Hoy, cuando la amenaza de despedir a decenas de empleados de este Centro está ya en un tris de materializarse, la indecencia de esta situación se torna imposible de obviar, y debe dársele una solución. Y la solución no puede ser otra que volver sobre los méritos que le trajeron a este Centro, para que ahora le lleven a otro puesto donde seguirá cobrando un significativo salario. Así de justa es la vida.

Todo este tiempo en el que se ha seguido pagando a sabiendas a un trabajador sin aptitudes para el puesto o, peor aún, a un trabajador sin una ocupación definida, carecería de relevancia si el dinero destinado a tan inmoral fin viniese de manos privadas. Pero, aquí, en este Centro, el dinero que paga los salarios es público, lo ha puesto el contribuyente y, al parecer, lo seguirá poniendo en la cuenta corriente de esta persona, porque el nuevo puesto en el que será reubicado también se paga con dinero público.

Por favor, queridos lectores, revisad cuánto dinero pagáis en impuestos directos e indirectos al Estado y la Comunidad Autónoma. Bueno, pues, sabed que una parte de ese esfuerzo vuestro ha servido para financiar esta inmoralidad. Decidme ahora si estáis cipf-ndignados o no.

viernes, 14 de octubre de 2011

QUÉ TIEMPOS AQUELLOS

Llegaban a eso de las 09:30h, con mal humor generalmente y se iban a desayunar y, luego, a fumarse su cigarrito en el patio inglés. Algunas veces tenían una reunión y llegaba el proveedor, por ejemplo, el del ERP, y lo tenían dos o tres horas esperando, porque les había surgido un imprevisto. Claro, imprevistos había casi todos los días y soluciones improvisadas también. Cuánto trabajo tenían: normal, no se planificaban nada o casi nada, todo solía depender de una persona y los problemas acostumbraban a llegar sin haber previsto adecuadamente su gestión y su solución. Pero, sobre todo, había que chillar y cabrearse... pero mucho mucho... si no, no parece que mandes.

Pero, esto se compensaba con su intuición. Cuánta sabiduría. Presumían de tener ojo para calar a la gente y, sobre todo, mucha mucha memoria... se guardaba todo en su cabeza... nada de papeles, para qué, cuanto menos gente vea la información, mejor. Qué gran acto de sacrificio el de hacer recaer todo, todo, todo, sobre sus espaldas y su memoria. Qué ejemplo y cuánta seguridad para esta gran Organización.

Claramente, resultaba agotador llevar así, a salto de mata, un Centro de más de 300 personas en plantilla, cientos de proyectos de investigación que justificar y con un presupuesto de más de 10.000.000 € sólo en costes de personal. Por eso, sobre las 2 y pico de la tarde, con extenuación por tanta improvisación, se iban a comer fuera del Centro, siempre en grupo, con sus amigos de Servicios Generales del Centro, para hablar de sus cosas y animarse mutuamente ante la dura tarea de tener que aguantar a toda esta panda de científicos que siempre intentaban engañarles. Sin duda, la comida solía ir acompañada de sobremesa, café o carajillo y copa, ya que, al Centro, lo que se dice volver, no volvían hasta las 5 de la tarde, a veces, a las 6 e, incluso, en ocasiones, después de las 7. Obviamente, a penas tenían tiempo de calentar la silla, porque una media hora después, tras una jornada tan dura de trabajo, acostumbraban a irse ya del Centro.

Qué tiempos aquellos en los que había dinero para gastar y se podía ser ineficiente y dejar a cientos de empleados y compromisos a merced de la falta de criterio y la más absoluta improvisación. Qué tiempos aquellos en los que esos primeros gestores y sus amigos más íntimos eran intocables y mandaban de verdad.

jueves, 13 de octubre de 2011

QUÉ RUINDAD

¡Menuda la patata caliente que, entre otras muchas, le han dejado al nuevo Conseller de Sanitat con este Centro de Investigación!. No hay dinero, le dicen desde la Conselleria de Hacienda. Así que donde dije "digo" digo "diego" y a este Centro le quito ahora unos milloncejos. Y ahí se queda el Conseller de Sanitat con este marrón: más de 250 investigadores, técnicos y personal de gestión cabreados y angustiados y una Institución endeudada, con apenas tesorería para seguir pagando a sus trabajadores y proveedores y con su imagen pública por los suelos, con unas elecciones generales a la vuelta de la esquina y un responsable científico que se escaquea, dimite...

Piense Ud. en los votantes, Sr. Conseller. Ellos son lo primero. Cómo le cuenta Ud. al electorado que tiene que despedir a un porrón de gente de este Centro y logra a la vez que no caigan en la cuenta de que esto es por su mal hacer ni se acuerden de los millones de euros del contribuyente que se han perdido y que se han administrado tan mal por los gestores que puso la propia Conselleria. Cómo se sale uno de rositas de esta situación.

¡¡¡Ya está!!!, ¡ya lo tiene claro el Conseller!. Le ha costado improvisar una explicación, sin duda. Estaba desesperado, pero alguien le habrá asesorado in extremis y ya tiene su discurso de legitimación:

  • ARGUMENTO 1: LA CULPA ES DEL MINISTERIO DE CIENCIA E INNOVACIÓN (MICINN), que nos ha privado del dinero del Programa de Medicina Regenerativa, que sí le ha dado, en cambio, a los andaluces. Jobar!, qué buen argumento: da mucho juego, le echamos la culpa a otro. La gente no se entera... le cuentas una milonga como esta y, como son tan valencianos y tan victimistas, se lo tragan, aunque sean 1,7 millones los que deja de poner el MICINN, frente a los casi 5 que ha dejado de aportar la Conselleria de Sanitat. Qué mas da, la gente no sabe sumar...
  • ARGUMENTO 2: LA CULPA ES DE LOS PROPIOS INVESTIGADORES, QUE NO TRABAJAN. Ya lo dijo el actual Gerente de este Centro: "Señores, hasta aquí hemos llegado. Aquí hay gente que no trabaja o trabaja poco y eso se ve en los factores de impacto". Qué bueno este discurso también y qué enérgico y contundente: la gente no entiende qué se hace en el CIPF, no distingue entre trabajar en una fábrica y en un centro de investigación: ¡pues claro, hombre, que trabajen estos científicos y al que no trabaje, que lo echen... con el paro que hay!. Esta explicación también se la traga el votante, que no es tan listo como para caer en la cuenta de que investigar no es como poner tornillos o conseguir ventas... y, sobre todo, no va a percatarse de que a quien pone tornillos o hace ventas alguien le dijo cuántos tornillos debía poner o cuántas ventas debía cerrar, mientras que a estos científicos nadie les dio nunca esa medida, puesto que los gestores designados por la Conselleria al frente de este Centro sólo generaban papeles inútiles y no directrices de producción.
  • ARGUMENTO 3: VAMOS A HACER UN PLAN DE VIABILIDAD PARA EL CIPF. Qué bien suena: "plan de viabilidad"; aún no lo tenemos ni pensado o, igual, ni lo llegamos a hacer de verdad, pero, qué más da, el mensaje tiene fuerza. El votante tendrá suficiente con esta frase y, como bastante tiene ya con sus propios problemas, ni siquiera caerá en la cuenta de que durante casi una década nos gastamos millones de euros en este Centro sin tener un plan. Además, esta cosa abstracta lleva el apellido "viabilidad", que quiere decir que vamos a hacer algo bueno, ¿no?. O sea, el electorado hasta lo apoyará: vamos a despedir a un huevo de infelices... pero estaremos haciéndolo por salvar a este Centro, amenazado por ese mal que no tiene culpables y que se llama crisis.
Hay que ser muy ruín para intentar eludir así las propias responsabilidades. Qué manera de burlarse en su propia cara de las personas que van a perder sus puestos de trabajo.

La suerte que tiene la Conselleria de Sanitat es que este tema, este Centro, no es noticia o no va a pasar de ser una anécdota mediática, porque el contribuyente está lo suficientemente desconectado del destino final del dinero que ha pagado en impuestos como para sentirse afectado por el despilfarro que se haga con él. La suerte que tienen los gestores responsables de hacer más grande este desastre es que nadie va a acordarse de ellos y seguirán teniendo quien les recoloque.

martes, 11 de octubre de 2011

LA PUNTILLA: LA INACCIÓN DE LOS ÚLTIMOS AÑOS

La plantilla de investigadores, técnicos y personal de gestión del Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF) afronta estos días el temor de tener que perder sus puestos de trabajo o, en el mejor de los casos, ver empeorar sus condiciones laborales debido a la crítica situación económica de su empleador. Los drásticos recortes en las subvenciones recibidas de la Conselleria de Sanitat, principalmente, abocan a este Centro a graves problemas de endeudamiento y tesorería, incompatibles con el mantenimiento de sus actuales costes de personal.

Pero, el impacto negativo de esta disminución de ingresos tan importante podría haberse reducido si, en estos dos o tres últimos años, los gestores de este Centro hubiesen actuado responsablemente. Es importante que el ciudadano, que ha gastado su dinero en este Centro y legítimamente puede ahora pensar que lo ha gastado inútilmente, sepa que los primeros gestores del CIPF (el político y las dos del circuito de carreras) sabían hacía mucho tiempo (al menos desde 2007 o 2008) que estos recortes iban a producirse y que los científicos que, desde 2010, les sucedieron al frente del Centro recibieron este anuncio con tiempo de antelación.

Sin embargo, ni los primeros ni los segundos hiceron nada, no hubo por su parte ninguna acción para adaptarse a la nueva realidad económica que se les venía encima. La trinidad gestora de los primeros años, pese a las dificultades que sabía que vendrían, siguió gastando como si nada en sus salas blancas, en su fallido ERP, en sus crecientes costes de personal,... Y los científicos que, posteriormente, se hicieron cargo de este Centro no tomaron ninguna decisión de control o reducción del gasto, como si no fuese su problema.

Esta inacción ha sido, sin duda, la puntilla que ha acabado con las pocas opciones de supervivencia del Centro. El daño a la institución y a sus personas hubiera sido menor u otro si, hace dos o tres años, hubiesen empezado los ajustes. Al no hacerlo, el problema económico se ha ido volviendo cada vez mayor y, por tanto, el ajuste ahora debe ser más duro, más doloroso... porque debe afectar a mayor número de personas.

Ahora tocaría que los afectados pidiesen cuentas a todos estos gestores por su proceder negligente e irresponsable.

LOS OTROS GRANDES CULPABLES

El desatino de las personas de la Conselleria de Sanitat que plantearon la construcción del Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF) como si se tratase de otro gran evento mediático se hizo más desatino aún si cabe con los directivos que designaron para estar al frente de la gestión de esta Institución.

Los primeros en hacerse cargo y que más tiempo han estado no procedían ninguno del sector de la investigación biomédica ni de la industria biotecnológica ni siquiera habían asumido responsabilidades de alta dirección real y cualificada. Uno venía de saltar de cargo en cargo político, todos de confianza, y las otras dos venían de despachar con los obreros y proveedores de la construcción de un nombrado circuito de carreras y, anteriormente, una de ellas, de llevar la contabilidad de una inmobiliaria. Sin otra experiencia que la referida, y precisamente por no tener otra distinta, asumieron tan alegremente la llevanza de un Centro que empezaba a manejar montones de millones de euros para gastar. Y así, sin criterio profesional ni rigor alguno, fueron produciendo sus decisiones del día a día.

Era total la ausencia de control serio del quehacer de estos gestores por parte de los encargados de la Conselleria de Sanitat. Nadie les había impuesto de verdad en su gestión objetivos científicos y de crecimiento y sostenibilidad. En consecuencia, esta trinidad, carente de profesionalidad y trayectoria previa para el puesto que le impulsase a trabajar planificada y objetivamente, se dedicó a hacer a la medida de sus limitaciones de conocimiento y experiencia el funcionamiento de esta organización. Y esta circunstancia es clave para entender el vergonzoso y monumental desastre que han dejado tras de sí:
  • Una organización rígida e hipertrofiada: el término "planificar" era demasiado complicado para ellos; el crecimiento de su plantilla y el consiguiente coste de personal estaba absolutamente descontrolado; se contrataba y estabilizaba al personal sin ningún criterio, compulsivamente, por encima de lo necesario, en función de subjetividades, manías, favores,...
  • Cientos de miles de Euros gastados sin ninguna o muy poca utilidad: como no entendían de gestión de proyectos, se metieron en algunos que se desinflaron por el camino, perdiendo el dinero invertido irreversiblemente. Ya mucha gente ha hablado de ellos: las salas blancas (aún nadie sabe para qué se construyeron), un ERP para la gestión del Centro (probablemente, nunca entendieron de qué iba esto y se metieron en el lío porque había que meterse, pero, seguramente, estaban más cómodos con el "Contaplus" que seguían utilizando), etc. 
  • Ineficiencias en el gasto, derivadas de no haberse esforzado lo suficiente en buscar proveedores más económicos, de tener duplicidades en determinados gastos, de mantener un sistema de compras caótico,...
  • Una contabilidad opaca, difícil de entender y, sobre todo, con sus detalles más pequeños perdidos en una maraña de números y desgloses.
  • Una fábrica de papeles inútiles. Llevaron la burocracia administrativa al extremo de lo insoportable, pidiendo papeles y firmas para las gestiones más absurdas e intrascendentes y ocupando a su creciente personal de gestión en en esta labor improductiva.
  • Ningún compromiso de la plantilla con el Centro y todo el mundo peleado. El trato dispensado al personal del Centro era pésimo. Funcionaban con un estilo de mando autoritario, basado en el miedo. A cada Jefe de Laboratorio se le daba un trato distinto según quien fuese la persona, sus amistades y apoyos, no según parámetros objetivos e iguales para todos.
  • Una imagen pública del Centro en el sector patética, reflejo de la que los mismos empleados tenían de su organización.
El trío designado al frente de esta institución cometió todo tipo de tropelías, se arrogó todas las decisiones de gestión, hasta las más pequeñas (no sabían delegar), y se rodearon de algunas amistades y ciertos personajes incompetentes hasta el extremo. Trataban al científico como su enemigo, con desconfianza y escaso respeto. No sabían llevar esta organización. No sabían. Por no interesarles, ni les interesaba su propia formación como gestores, a la que muy poco o nada dedicaron. Simplemente, se trajeron sus métodos y maneras, uno de la política y las otras de la obra, y las aplicaron a este Centro. Tenían el poder, pero sobre todo lo usaron para montar un sistema hermético, aislado, rígido e inmovilista tras el que esconder sus vergüenzas, sus limitaciones profesionales, sus inseguridades, por encima del interés de la institución.

Eso sí, después de tan brillante labor destructiva, en junio de 2010, las dos del circuito de carreras dejaron el Centro convenientemente compensadas, y el otro pasó a no tener ninguna función concreta, manteniendo su estatus laboral al completo. Así premia la Conselleria de Sanitat la gestión ineficiente del dinero del contribuyente.

La salida de estas personas llegó después de una pseudo-revolución ilustrada, en la que determinados investigadores jefes se pusieron al frente para revelarse -decían- contra la ignorancia y la tiranía de los tres gestores entonces al mando, y construir así un Centro mejor, devolviéndole el poder a los científicos. Empezó entonces una etapa de conspiraciones, gobiernos paralelos, luchas mediáticas... que se prolongó unos seis meses y que, lejos de mejorar la situación del CIPF, sólo sirvió para empeorar su imagen, seguir descuidando la situación económica del Centro y para que alguno de los científicos al frente de esta revolución sacara provecho personal.

Para ponerle un parche a este desastre, la Conselleria de Sanitat nombró, con poderes ejecutivos, a un nuevo Responsable Científico y un nuevo Gerente, y escogió a una nueva Responsable de Administración. Esta vez, se trataba de personas más cualificadas y con más trayectoria, pero aterrizaban con los primeros recortes de la subvención de la Conselleria de Sanitat y les quedaba la difícil tarea de ajustarse a la nueva situación.

Sin embargo, el nuevo Responsable Científico no pareció entender así el encargo que había aceptado y se tomó el puesto como un hobby: sólo venía dos mañanas a la semana (algunas semanas estaba de viaje y ni aparecía por el Centro), porque tenía otras ocupaciones paralelas y lucrativas fuera del CIPF; se inventó un comité de científicos designados por él y en quienes escudarse, más preocupados por sus propios laboratorios que por el Centro; y lejos de afrontar la dura realidad económica que tenía enfrente y que afectaba a tantos puestos de trabajo, se dedicó a la práctica de un "buenismo" que ha sido destructivo para este Centro. Aparecía feliz por su despacho, siempre corriendo, ponía firmas atropelladamente y mostraba un vivir amable, sin esfuerzo ni sacrificio, preocupándose sólo de apaciguar superficialmente y hacer concesiones generosas (generalmente inasumibles o injustas) para evitar conflictos.

Este era, sin duda, el momento de establecer un liderazgo científico, capaz de sumar voluntades y de fijar objetivos de producción, que separase a los buenos de los malos investigadores... Pero, claramente, la persona escogida no dedicó el tiempo ni el interés suficientes para ello, obviando irresponsablemente todo el dinero público, proyectos de investigación y carreras profesionales que había en juego.

martes, 4 de octubre de 2011

EL PRINCIPAL CULPABLE

Sin duda, quienes más explicaciones deberían dar a los ciudadanos -que han puesto su dinero en el Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF)- son las personas de la Conselleria de Sanitat que, durante todos estos años, han permitido que se impulsara y mantuviera tan cuantiosa inversión de dinero público, y en un sector tan complejo y deficitario como el de la investigación biomédica básica, sin un estudio previo y riguroso de viabilidad y sostenibilidad del proyecto, sin un análisis completo de la capacidad de la Conselleria de mantener a largo plazo sus compromisos de financiación, sin un plan estratégico que fijase objetivos y plazos y sin un seguimiento serio de su ejecución.

Estas mismas carencias se encuentran en la decisión de reducir ahora la subvención que la Generalitat destina a este Centro. De repente, se ha dejado de poner financiación, en cantidades millonarias, y nadie desde la Conselleria de Sanitat ha pensado antes en preparar a esta organización para esta situación, nadie ha elaborado un plan para ajustar gradualmente el tamaño de este Centro a la nueva realidad económica: simplemente, han dejado de pagar una buena parte de lo que ya debían y han suprimido de un plumazo un 60% de la financiación aproximadamente. Sin duda, la crisis económica actual justifica muchas actuaciones, pero las prisas, la improvisación, la falta de rigor responden a otro tipo de razones: la principal, la irresponsabilidad.

No sabemos si en la mente de los encargados de la Conselleria de Sanitat había buenas intenciones cuando se metieron en este proyecto, pero les faltó preparación y capacidad, o alguien que les aconsejase bien, o si, en verdad, primó siempre el objetivo mediático de tener un "juguete caro" más para exhibir, porque había dinero para gastarlo, para la mayor gloria del gobierno autonómico y la Sanidad valenciana.

Lo bien cierto es que, fuese cual fuese su concepción, el resultado no ha sido una organización seria, bien dimensionada e independiente, levantada sobre sólidas bases. Muy al contrario, el resultado ha sido un edificio carísimo de mantener (más de 32.000 m2), sin un "para qué" ni un "por qué" claros, sin dirección científica ni liderazgo interno alguno, desagregado, que funciona compulsivamente y que sistemáticamente somete sus decisiones más trascendentes a la vigilancia y conveniencia de los responsables de la Conselleria de Sanitat. Es esta una organización intervenida políticamente hasta el tuétano, en sus decisiones más importantes, como por ejemplo:
  • La elección de las personas que han ocupado y ocupan los puestos de decisión y gestión más decisivos: Director General, Director Científico, Gerente, Responsable de Administración. No ha habido ningún proceso de selección que atendiese a méritos y capacidad profesional demostrada, y en el que se resolviese objetivamente la elección del más apto, sino una designación directa desde la Conselleria en función de otros criterios distintos. El riesgo de no tener a la persona más preparada al frente es obvio.
  • La no exigencia de resultados de gestión concretos a las personas al frente de la Institución. Si las relaciones entre el "designador" y el designado se llevan fuera del terreno estrictamente profesional, es difícil no perder el rigor y la objetividad y caer en la flojera, la permisividad,...
  • La subordinación total de las apariciones públicas del Centro, de su imagen ante los demás, a la conveniencia e instrucciones del Gabinete de Prensa de la Conselleria de Sanitat. Es claro que no siempre coinciden los intereses de una organización científica con los del político y, en ese choque, siempre ha debido perder el CIPF.
  • La sujeción a la agenda política del Consell, retrasando decisiones críticas, con el consiguiente perjuicio para el Centro, en función del interés del gobierno autonómico. Todo el mundo comenta que no se podía adoptar ninguna decisión dirigida al saneamiento de la institución (despidos masivos, etc...) hasta después de las elecciones autonómicas y locales, de mayo de 2011: entretanto, el agujero económico del CIPF se ha tenido que ir agrandando.
Una organización de este tamaño, con tal inversión de dinero público detrás, no puede permitirse semejante improvisación en su funcionamiento, derivado de pasar su día a día sin plan estratégico y sin más garantía de financiación pública que una bonita declaración de intenciones, ni puede resistir tamaña injerencia del interés o la oportunidad política en las decisiones que más han de marcar su futuro. Nadie nunca desde la Conselleria de Sanitat, en todos estos años, ha hecho nada para corregir esta dinámica... y alguien quizá debería explicarnos por qué.

Es obvio que nadie de la Conselleria imaginó semejante crisis financiera ni sus efectos y está claro que "les ha pillado el toro". Pero, si alguien hubiese hecho sus deberes y se hubiese metido con seriedad y rigor en este proyecto, ahora el daño (que igualmente lo habría) sería otro (probablemente, menor), la valoración del dinero público invertido sería otra (probablemente, habría algún retorno), el perjuicio a la Ciencia y sus profesionales sería otro (tendríamos ante nosotros un Centro menos hipertrofiado, con más financiación competitiva en sus manos,...). En definitiva, la capacidad de respuesta de este Centro ante esta crisis habría sido mayor si la Conselleria de Sanitat hubiese cumplido con la responsabilidad que los ciudadanos le pedimos cuando decide en qué se gasta nuestro dinero.

domingo, 2 de octubre de 2011

INTRO

El Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF) se presenta en su web como "...un centro dedicado a la investigación biomédica..." y lo hace intentando que lo relacionen con la idea de grandeza, de superioridad en el ámbito científico, cuando afirma que tiene el "objetivo de abordar nuevos retos en el campo de la investigación básica y promover un trabajo científico de excelencia". Al mismo tiempo, sin embargo, los medios se refieren a este Centro con calificativos tales como "despropósito" o "derroche", reprochándole haber sido una impresionante inversión de dinero público "sin utilidad", "sin resultados".

Los últimos meses están siendo especialmente prolijos en noticias, casi todas negativas, acerca de este Centro y su crisis, que amenaza con traducirse en despidos de sus empleados e, incluso, con llevarle a su cierre definitivo. Sería injusto que llegase este triste desenlace u otra forma de muerte progresiva sin que el contribuyente, que ha puesto su dinero en este proyecto, reciba alguna explicación acerca de qué ha pasado en este Centro para llegar a semejante fracaso.

Podemos decir, sin ambajes, que, en este asunto, alguien ha tirado nuestro dinero, o una significativa parte de él, al menos. No hablamos de una línea de investigación que no ha dado resultados: esa eventualidad forma parte del trabajo del investigador y el financiador debe asumirlo. Hablamos de otro tema. Hablamos de que el propósito era ser "excelentes", ser reconocidos por una gestión y un equipo de alto nivel y perdurar y crecer como Centro y, sin embargo, hemos acabado cuestionados públicamente, siendo el hazmerreír del sector de la investigación científica en España y el mundo y teniendo que desmontar lo que tanto dinero costó montar y mantener. Con este resultado es muy difícil defender que la inversión se haya aprovechado para el fin que se pretendía.

Indudablemente, en este proyecto, alguien se ha equivocado o no ha sido totalmente honesto o, sencillamente, no era la persona adecuada para hacerse cargo. Pero, los perjuicios derivados de esta equivocación, esta falta de honestidad o esta incompetencia no los han pagado sus responsables todos estos años, sino que los hemos pagado todos con nuestro dinero.

Es justo que el ciudadano sepa. No puede pasar todo este desastre y ya está. Alguien tiene que contarlo... porque son muchos los millones dejados en este Centro y aportados por todos los que pagamos puntualmente nuestros impuestos. No puede aceptarse con normalidad que el dinero público se malgaste así... Debe haber consecuencias... como las habría si el dinero fuese de un inversor privado.